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Museo de la
Inmigración Judía
en la Argentina y Latinoamerica

PERSONALIDADES JUDÍAS

 

1

Manuel Gleizer

La palabra impresa como aventura

El editor de los autores argentinos famosos, antes de que lo fuesen.

 

Comenzó vendiendo libros en un zaguán, pero allá por los años veinte alquiló un amplio local y su librería se volvió una especie de salón literario en el que improvisaban movidas tertulias jóvenes escritores, inéditos todavía,  que se llamaban Jorge Luis Borges, Leopoldo Lugones, Alberto Gerchunoff, Eduardo Mallea, Raúl González Tuñón, Macedonio Fernández,  Samuel Eichelbaum, Alvaro Yunque… Y aunque sólo podían ofrecerle en pago de sus cuidadas ediciones una vaga promesa de futura inmortalidad, don Manuel editó sus primeros libros, hoy reliquias en manos de bibliófilos. Y cuando sus primeros editados se consagraron y sus libros se hicieron vendibles, volvió don Manuel a tender la mano a otros escritores jóvenes, para lanzarlos a la inmortalidad bajo el calor de su sensible ex-libris.

Quienes tuvieron la suerte de conocerlo no pueden sino imaginarlo navegando entre libros, con una mal contenida euforia; ágil, inteligente la sonrisa, los ojos húmedos y jóvenes, el rostro grande, alargado, trabajado por el tiempo; la cabellera blanca, plateada  –«plata en los cabellos pero no en los bolsillos», acotaba César Tiempo–  la voz erguida, gaucha, que intercalaba de pronto una palabra en un ídísh sabroso, traído de las colonias.

Había nacido en 1889, a los 6 años llegó a la Argentina y pasó su infancia en una colonia agrícola judía de Entre Ríos, falleciendo a los 77 años en Buenos Aires en marzo de 1966.

2

César Tiempo

Cuando Israel Zeitlin fue la prostituta Clara Beter

El poeta porteño del sábado judío

 

Tenía veinte años cuando comenzó su vida literaria con una picardía seria y conmovedora. Corría el año 1926 y estando Buenos Aires tapizada de prostíbulos, asumió líricamente, bajo el seudónimo de Clara Beter,  la voz de una prostituta, cuya poesía digna y sincera despertó el interés y la curiosidad del mundo intelectual argentino de entonces.

Cuando se descubrió, como lo contaría luego César Tiempo mismo, «que la prostituta había sido en realidad un prostituto», se habló de una broma magistral. Pero si bien había sido magistral no fue una broma sino una seria expresión de respeto por la dignidad de una mujer forzada, como muchas otras de entonces y de ahora, a vivir prostituyéndose.

Gran poeta, nació llamándose Israel Zeitlin pero pronto adoptó como nombre literario el de César Tiempo y así firmó en 1930 su primer poemario, «Libro para la pausa del sábado«, que ese mismo año recibió el Primer Premio Municipal en Poesía.  El sábado judío siguió presente también en el título de todos sus otros libros de poemas.

Dueño de un talento y de un encanto fuera de lo común, además de su notable obra poética fue autor de una intensa producción periodística, de obras de teatro y de medio centenar de guiones cinematográficos.

César Tiempo, que había nacido en Rusia en marzo de 1906, llegó a Buenos Aires teniendo unos pocos meses, y falleció en esta ciudad en octubre de 1980.

 

3

Max Glücksman

El descubridor de Carlos Gardel

Gran iniciador del cine y del disco en la Argentina

 

Existe en una importante avenida de Buenos Aires una bellísima librería, «El Ateneo», joya arquitectónica construida en 1919 como cine y teatro «Grand Splendid». En su interior, en el marco superior del escenario, se puede ver  todavía un medallón con las letras MG. Son las iniciales de Max Glücksman, el creador de esa sala y gran pionero de la cinematografía argentina.

Manipulaba una máquina fotográfica de fuelle y revelaba sus fotos en un cuartito de su casa, pero estaba fascinado por el naciente cinematógrafo. Así comenzó creando «Actualidades MG», un noticiario cinematográfico que durante varios lustros registró personas y hechos que  conmovían el país. Al mismo tiempo que apoyaba la inicial industria cinematográfica argentina con títulos como «Nobleza gaucha», creó una cadena de salas de cine que en 1930 habían llegado a ser setenta, ubicadas en Buenos Aires, en el interior argentino y en países vecinos.

Glücksman fue también un pionero de la industria fonográfica, habiendo instalado en el entrepiso del «Grand Splendid» una sala de grabación, donde eternizó por primera vez la voz del afamado cantor de tangos Carlos Gardel. «Don Max fue mi descubridor”, decía Gardel a quien quisiese oírlo. “Cuando nadie creía en mí, él aventuró una ponchada de pesos haciéndome grabar mis primeros discos. Salían despacio, pero salían. Pronto inundaron el país. Después América.”

Nacido en Chérnovitz, Rumania, en 1875, Max Glücksman llegó a los 15 años a Buenos Aires y falleció en esta ciudad en octubre de 1946.

 

4

Jaime Yankelevich

Ganar la pelea del siglo, Dempsey-Firpo, sin ponerse los guantes

El partero de la televisión argentina

 

Había sido un pionero de la radio, pero ganó su título más importante siendo el primero en traer  la televisión al país y fundando el Canal 7, hoy el canal de TV del Estado.

Fue en 1923, para la “pelea del siglo” Dempsey-Firpo, que visionariamente compró una gran partida de teléfonos a galera, con los que se escuchaban las radios por aquel entonces, y la demanda de esos precarios auriculares le brindó un pequeño capital con el cual pudo adquirir en 1924 su primera emisora,  radio Nacional. Allí implementó la publicidad radial, la programación en vivo y la transmisión de fútbol desde la cancha con un locutor contando el partido por teléfono. En 1932 su radio pasó a llamarse radio Belgrano.

En 1951, este pionero de la radio lo fue también de la televisión, trayendo al país la primera planta transmisora que fue luego el canal 7.  Su salida al aire tuvo lugar el 17 de octubre de ese año transmitiendo desde la Casa Rosada en la emblemática Plaza de Mayo el acto en el que el presidente Perón, y una ya muy desmejorada Evita, celebraban el Día de la Lealtad. Don Jaime no viviría mucho más, pero había logrado plantar, con sus escasos medios, la pionera semilla de la televisión argentina.

Nacido en Bulgaria en 1896, Yankelevich tenía dos años cuando sus padres llegaron a la Argentina y se asentaron en una colonia agrícola judía de Entre Ríos. Fallecido a los 55 años, en febrero de 1952, en el canal 7 existe un sitio con su busto, que le rinde homenaje.

 

5

Alejandra Pizarnik

Poesía de negras mañanas de sol

Una inquietante poeta argentina

 

Vivía exiliada entre las muchas que era. Se llamaba Buma, Flora, Blímele, Alejandra y Sasha. Buma para sus padres y para las amigas íntimas de su infancia y primera adolescencia; Flora en la Escuela Normal Mixta de Avellaneda; Blímele para los maestros de la Zalmen Raizen Shule; Alejandra para su poesía y  Sasha al final, como nombre secreto.

La angustia era su hogar y la palabra poética su abrigo. Su intensa poesía encierra una sorda desesperación en la que al mismo tiempo brillan imágenes de una increíble belleza. “Yo no sé de pájaros, no conozco la historia del fuego, pero creo que mi soledad debería tener alas.”  Pero escribe: «Los que llegan no me encuentran, y los que espero no existen.»

Estudió pintura con Batlle Planas y su poesía se reconoció en el surrealismo. “Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?  Deseaba un silencio perfecto. Por eso hablo.”  En su poesía también abundan inquietantes textos luminosos, así escribe: «…Mi infancia y su perfume a pájaro acariciado.»

Dice: «Creo que la única morada posible para el poeta es la palabra» pero al mismo tiempo la desespera comprobar que con palabras sólo se puede expresar lo obvio, nunca lo esencial que es, para ella, indecible.

Alejandra Pizarnik dejó una marca indeleble sobre la poesía en general, no sólo sobre la argentina. Había nacido en Buenos Aires en abril de 1936 y  se quitó la vida en septiembre de 1972, a los 36 años.

 

6

Luis H.Brie

Capitán de la incipiente Nación Argentina

Fundador de la Congregación Israelita de la República Argentina

y de la institución comunitaria judía hoy llamada AMIA

                                                             

Tenía 18 años cuando bajo las órdenes del General Urquiza luchó en Caseros contra Rosas siendo nombrado sargento en el campo de batalla por el valor demostrado. Una vez desmovilizado se quedó en Buenos Aires y se alistó de nuevo cuando estalló la larga contienda con el Paraguay, de 1865 a 1870. De esa trágica guerra volvió con varias condecoraciones, con la “Espada de Honor” y con el grado de capitán. Todavía vistió de nuevo el uniforme en 1874 y en 1890, siempre en defensa del gobierno constitucional argentino

En 1871 Brie adoptó la ciudadanía argentina profesando abiertamente la fe judía. Fundador de la Congregación Israelita de la República Argentina, la presidió de 1895 a 1898 y de 1904 a 1907. También participó de la fundación de la primera organización comunitaria judía argentina, la entonces Jevrá Kedushá, hoy llamada AMIA, siendo su primer presidente de 1894 a 1897.  Este mismo año, 1897,  adhirió a la primera entidad sionista constituida en el país.

Nacido en Hamburgo en  mayo de 1834, a los 13 años viajó a América del Sur, llegando a Río de Janeiro en 1847 donde ingresó como cadete en una unidad militar.

Luis H. Brie falleció en Buenos Aires en marzo de 1917.

 

7

Héctor Yánover

Amigo íntimo de todos los libros

Maestro librero, gran poeta y gran decidor de poesía

 

Su librería era el lugar de encuentro preferido no sólo de los escritores argentinos. García Márquez le trajo su «Cien años de soledad», recién rechazada por cierta editorial, para escuchar su opinión.  La suya era, es, la única librería con una amplia sección dedicada a libros de poesía. Y era una fiesta recorrer con él las mesas cubiertas de libros y escuchar sus agudos, a menudo irónicos, comentarios acerca de cada título. Los había leído a todos. Decía: «El libro es una puerta para huir de la esclavitud, ¿tengo que hacer acaso el elogio de la libertad?»

Director de la Biblioteca Nacional, artífice de una colección de discos con las voces mayores de la literatura argentina leyendo sus propios textos, gran decidor de poesía, apasionado lector, presentador televisivo de libros, conferencista y antólogo. Todos estos títulos fueron ganados acabadamente por él, pero no alcanzan para dar una idea siquiera sobre cómo era este hombre bendecido por la gracia.

Además de su sabrosísimo “Memorias de un librero”, ampliado y reimpreso varias veces, publicó numerosos poemarios, algunos relatos y un número difícil de estimar de notas, prólogos y comentarios que hablaban simultáneamente de su rigor y generosidad. Hace unos años publicó el Fondo Nacional de las Artes una antología poética suya, pero dejó mucho material poético inédito todavía.

Había nacido en Córdoba en diciembre de 1929, en 1951 se radicó en Buenos Aires y falleció el 8 de octubre de 2003.

 

8

Paloma Efron, Blackie

Brindar la posibilidad de Volver a vivir

Primera mujer que dirigió un canal de televisión en la Argentina

Fue la primera productora integral de programas de televisión y la primera directora de un canal televisivo. Fundamental protagonista de la radio, el espectáculo y el periodismo argentinos, la inconfundible voz y presencia de esta mujer significaban un despliegue de encanto, cultura e inteligencia.  Ciclos inolvidables como «Cita con las estrellas», «Derecho a réplica», y especialmente «Volver a vivir», le otorgaron un lugar de excepción en la televisión argentina. Siendo dueña de una singular aptitud para el diálogo fluido, serio sin caer en la solemnidad, hicieron época sus ciclos radiales «Diálogos con Blackie» y «La Mujer» en los que cultivaba un periodismo sagaz, en el que se lucían la inteligencia y la sensibilidad femeninas.

La primera vez que pisó un estudio fue como cantante de jazz y de negro-spirituals, la música que ella adoraba. Mujer de una pieza, se cuenta que cuando don Jaime Yankelevich la escuchó, pensó que la de la negra Efron era «la mejor voz de tango que había aparecido en los últimos tiempos», de modo que la llamó y ofreció pagarle un sueldo diez veces mayor al que ganaba, si se pasaba al tango. Blackie le dijo: «No sería honesta si aceptara; no siento cantar tangos.» Y siguió en lo suyo.

Había nacido en diciembre de 1912 en una colonia agrícola judía de Entre Ríos, teniendo cinco años se radicó en Buenos Aires y falleció en septiembre de 1977.  La Municipalidad porteña honró con su nombre una plazoleta de Cerrito y Lavalle.

 

9

José Blejer

«Judío, marxista y psicoanalista»

Maestro del psicoanálisis y hombre en construcción

 

Talentoso pionero y abanderado de la psicología, a la que intentó hacer dialogar con el marxismo, era un militante de ambas causas y apaleado por las ortodoxias de ambas. Austero y firme en sus convicciones, fue un enorme pedagogo; un maestro de la curiosidad; un investigador de las brechas y las encrucijadas; un creativo porfiado e incansable. Le gustaba definirse como un hombre en construcción y era un solitario por la brutal honestidad de su pensamiento.

Precisamente, integrando el Comité pro Paz en el Medio Oriente y militando al mismo tiempo en el Partido Comunista argentino, tras visitar la Unión Soviética a comienzos de los años sesenta, al volver publicó una extensa nota denunciando el antisemitismo stalinista. Esa impactante denuncia provocó en ese entonces un abanico de encontradas reacciones, y resultó altamente revulsiva para el Partido Comunista, tanto por su contenido como por quien la firmaba.

Fue uno de los autores más originales de la escuela psicoanalítica de Argentina. Su obra más importante se titula Simbiosis y ambigüedad  y contiene reflexiones sobre los grupos, las instituciones, las psicosis y las adicciones, inagotables fuentes de inspiración para la clínica y la teoría.

“Judío, marxista y psicoanalista”  era el título de una obra que no llegó a editar este gran maestro del psicoanálisis que había nacido en 1923 en la provincia de Santa Fe y fallecido en Buenos Aires en junio de 1972,  antes de haber cumplido los cincuenta años.

 

10

Alberto Gerchunoff

El inventor de los gauchos judíos

Protagonista de toda una época en la literatura y el periodismo

 

Si hay una obra literaria que echó las bases de la literatura judía argentina, esa obra es sin duda “Los gauchos judíos”de Alberto Gerchunoff. Los veintiséis relatos que la componen dejan traslucir, por lo que cuentan, por el modo elegido para contarlo y por lo que callan, las ilusiones, las certidumbres, las ambigüedades y los temores de los primeros inmigrantes judíos integrados al proyecto colonizador agrícola en tierras argentinas.

Fascinante orador, gran prosista de la lengua española, maestro de periodistas que dio cátedra de buen escribir a través de sus columnas en el diario “La Nación” durante más de cuatro décadas,  autor además de una veintena de libros de diverso género, sin embargo su nombre sigue intensamente unido a su inaugural “Los gauchos judíos”.

Por otra parte Gerchunoff, durante toda la primera mitad del siglo veinte, fue protagonista central de la vida literaria argentina no sólo como autor. También lo fue como personaje, partícipe indispensable de la bohemia “Tertulia de los viernes”. Con esa aguda parquedad que lo caracterizaba, dijo cierta vez Borges de Gerchunoff: “Tiene un encanto casi insolente…”

Nacido en enero de 1883 en un pueblito ruso, su familia emigró a la Argentina cuando el pequeño Alberto tenía tres años. Integrados a una colonia agrícola judía, se instalaron primero en Moisés Ville, Santa Fe, luego la entrerriana Rajil y finalmente en Buenos Aires. Gerchunoff falleció en esta ciudad en marzo de 1950.

11

Rodolfo Mondolfo

Moderno sabio renacentista

Un sereno pensador humanista

 

Uno de los ejes de su pensamiento humanista pasaba por sostener la dependencia recíproca entre naturaleza y ser humano. «No puede comprenderse la naturaleza sin el hombre» decía, «tal como no puede comprenderse al hombre sin la naturaleza. La persona, con su espíritu, con su acción, es un creador y no un mero producto de la naturaleza.»  Pensador y estudioso del marxismo defendía la liberación universal en contra de un nuevo dominio en lugar del viejo; de ahí que repudiara el estalinismo y toda otra forma de dictadura.

Profesor de Historia de la Filosofía de las universidades de Turín y de Bolonia, su condición de judío le valió ser  expulsado de sus cátedras por el fascismo mussoliniano. Así fue que llegó a nuestro país en 1938 y se integró como docente en las universidades de Córdoba y Tucumán, dando esporádicamente clase en la de Buenos Aires. Dominaba el griego, el latín, varias lenguas modernas, y su voluminoso legado comprende más de cuatrocientos títulos, entre libros, folletos y opúsculos.

Quienes lo conocieron señalan que tenía la sencillez del auténtico maestro, que escuchaba con atención a todos y que sus juicios eran serenos, críticos, profundos. Antes que nada alentaba a resolver los problemas sobre la base del estudio y la meditación. No daba conclusiones maniqueas sino que se limitaba a opinar, sin imponer nunca su criterio, tal como su ancianidad ilustre le hubiera permitido.

Nacido en Senigaglia, Italia, en agosto de 1877, falleció en la Argentina, a los 99 años, en julio de 1976.

 

12

Fenia Cherkoff

Hacer del 1º de Mayo una fiesta para los niños

La fundadora en Argentina del primer centro socialista femenino

 

La movía todo lo que pudiese dignificar y mejorar la vida de las mujeres y de los niños, por eso abrazó el socialismo y fue una de sus pioneras en la Argentina. Maestra de alma, en 1897, viajó a Francia para estudiar  la organización de universidades populares, y luego fue a Suiza a formarse como maestra jardinera según la escuela de Froebel, basada en el respeto al niño, a sus condiciones naturales, a su libertad para jugar, correr y trabajar. En 1898 volvió a Buenos Aires e instaló la primera escuela frobeliana del país.

Activa militante partidaria, en 1901 se unió a Nicolás Repetto, médico socialista y discípulo de Juan B. Justo, fundador del partido. En 1902, con otras militantes, formó el primer Centro Socialista Femenino para luchar por la emancipación social y política de las mujeres. En 1903 impulsó la organización de un Consultorio Médico Gratuito, que funcionó gracias al aporte de médicos solidarios. Además tuvo una iniciativa que el partido Socialista hizo suya: la de conmemorar anualmente el 1º de Mayo con una fiesta infantil.

Quienes la conocieron de cerca dicen que Fenia Chertkoff era sinónimo de energía y al mismo tiempo, de dulzura. Militante y educadora, también incursionó en la escultura.

Había nacido en octubre de 1869, en Odessa, Rusia, bajo el imperio de los zares. Huyendo de las persecuciones políticas, en 1894 fue con sus padres y hermanos parte del contingente que creó Colonia Clara en Entre Ríos.  Murió en Buenos Aires en mayo de 1928.